La historia detrás de “ReSpIrO” — por Zara Wynn

“ReSpIrO” nació una noche en la que simplemente no podía dormir. Eran las tres de la mañana y mi cabeza no paraba de dar vueltas. Sentía una mezcla de ansiedad, tristeza y cansancio que no podía explicar. Me quedé mirando el teléfono, haciendo scroll sin sentido, buscando algo —una cara, una frase, una señal— que me dijera que todo iba a estar bien.
Pero lo único que encontré fue silencio.

En ese momento escribí la primera línea:

“Tres de la mañana, mi mente no para.”

No estaba pensando en hacer una canción. Solo necesitaba sacar de adentro todo lo que me ahogaba. Poco a poco esas palabras se fueron convirtiendo en versos, y sin darme cuenta, estaba escribiendo sobre mí, sobre lo que no se muestra en las fotos ni en las historias de Instagram: la parte que se siente sola, insegura, o rota.

Cuando llegué al estudio con esas notas, mi productor me dijo que no las cambiara, que eran reales. Y tenía razón. Grabamos el tema en una sola jornada, casi sin editar, porque queríamos conservar esa respiración, esas pausas, esa vulnerabilidad que se siente cuando estás intentando volver a ser tú.

El coro —“Solo necesito respirar y encontrar mi lugar”— se convirtió en mi mantra. Cada vez que lo canto, recuerdo que está bien detenerse, que está bien no estar bien, y que pedir ayuda o tomarse un respiro no te hace débil… te hace humano.

“ReSpIrO” es, para mí, una carta a todas las personas que están atravesando un momento difícil, a quienes sienten que el mundo va demasiado rápido y no pueden seguirle el ritmo. Es una invitación a pausar, a soltar, a volver a respirar.

Hoy puedo decir que esa noche de insomnio terminó regalándome una de las canciones más sinceras que he escrito.
Porque sí… a veces, para poder volar, primero hay que aprender a respirar.

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